Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/
El bosque que hay cerca de mi casa se ha
convertido en el lugar común donde la gente de todas las urbanizaciones de
alrededor, van a pasear, pasear al perro, a correr, a biciclear*, a charlar, a
verse, a compartir, hasta el punto que digo que se ha creado una “Comunidad del
Bosque”. El subconjunto más numeroso sin duda es el de los que pasean al perro,
se juntan, se encuentran, comparten los picos de pan que llevan para
recompensar a los perros, es solo tocar la bolsa y cuando lo escuchan los
perros vienen a que les den alguno, crujen bien, pueden ser de distintos tipos
y sabores. Pasas al lado de estos grupos y oyes unas palabras muy especializadas,
deben ser parecidas a cuando antes paseaban a los niños, ahora adaptadas a
perros, cosas de salud, veterinarios, como cagan, cortan el pelo, los lavan, en
las gasolineras ya tienen su aparato para lavarlos después del paseo. Antes,
generalmente, pasear a los niños era cosa de mujeres, ahora con los perros, no
hay diferencia de géneros, incluso creo que es una excusa para ligar. El
siguiente, son los que pasean sin perro, no les gustan y se quejan de las
cagadas que todo lo invaden o de los ladridos que tan molestos son y mucho más
cuando un perro es dejado solo en su casa y se ponen a aullar. Ya nuestro mundo
se ha convertido en perruno, sus parásitos (Borrelia, Rickettsia, Giardia, Leishmania y otros) pueden transmitirse a los humanos a través del
contacto directo con heces, saliva, picaduras de insectos o contacto con
objetos. Recientemente ya escribí sobre la leishmaniasis (En busca y captura de
la causa, Blog 2/06/2025), y pueden originar enfermedades muy graves, y a veces
mortales. Los sin perro, también se conocen, se saludan, a veces se paran y
entablan conversaciones más o menos banales, incluso pasean juntos. Esto no es
tan común porque cada uno tiene su ritmo, sus horas y sus exigencias, por eso
digo que una breve conversación es lo habitual. Salud, viajes, el tiempo,
comentarios sobre otros miembros de la comunidad conocidos y raramente temas
internacionales (palestina, Ucrania, el puto Bufón, el Bibi genocida), y nada
de política nacional que ya sabemos que trae problemas, porque, aunque creemos
que tenemos olfato sobre las inclinaciones a veces uno se puede equivocar y no
merece la pena. Abundantes son los que caminan en grupo con bastones similares
a los de esquí (marcha nórdica) con un entrenador que dirige los ejercicios.
Otros son los que corren, con los que lo máximo es un saludo, salvo que los
conozcas mucho y puede haber una breve parada corta para no estropear su ritmo.
Los que biciclean, y son muchos, prácticamente no hay contacto, porque casi
siempre, si van por un camino por donde pueden ir, casi siempre molestan, te
hacen apartar, te asustan cuando aparecen por detrás sin hacer ruido y como no
pueden tocar el timbre en el bosque, pues tienes que estar siempre al borde de
un atropello. En el caso de que el sendero sea estrecho y no sea una vía
permitida para bicis, peor, porque pasa lo mismo, pero encima te cabrean, y lo
que ya es insoportable es cuando te ves venir a una larga fila de bicis en plan
“descubrir una nueva ruta”, a gran velocidad, empiezas a gritarles y
amenazarles con el bastón, pero ni por esas, pasan riéndose de esos viejales
que se creen los dueños del bosque. Otra parte de la Comunidad del Bosque son
los animales que lo
habitan, sobre todo aves. Los conejos, a los que ves en abundancia cuando sales
temprano y todavía los perros no los han espantado. Los jabalíes, que raramente
ves, aunque dejan su rastro por las zonas húmedas, como si hubiese pasado un
arado, en busca de raíces y tubérculos, curiosamente no deben de comer muchas
bellotas que son muy abundantes en el suelo cuando caen maduras del árbol.
Puede haber algún zorro, pero últimamente no hemos visto ninguno, el último que
vimos tenía sarna. La urraca, es una de las aves más abundantes, están en todas
partes, como si defendiesen un territorio, con plumaje blanquinegro, que
adquiere bellas irisaciones, son ruidosas lanzan sonidos roncos, el más
frecuente es como un chac-chac. Los mirlos, con un plumaje negro los machos y
marrón las hembras y ambos con el pico de color naranja-amarillo brillante, que
corren más que vuelan para esconderse en la vegetación alrededor del arroyo,
con un canto suave. La abubilla, pasa mucho tiempo en el suelo donde se
alimenta de grandes insectos y larvas, que caza escarbando en el suelo, con su
característica cresta con las plumas anaranjadas y las puntas negras, que sube
cuando se asusta, que es lo habitual a pesar de posarse siempre lejos del
camino.
El picapinos, que golpea los pinos como un
tamborileo para comunicarse, en cuyo plumaje dominan los tonos verdosos,
despoja a los árboles de los insectos. El petirrojo, ave pequeña y rechoncha, con
color rojo anaranjado en el pecho y frente, se mueve dando saltitos. Los tordos
y estorninos son más pequeños que los mirlos, parecen de color negro, son
pájaros muy ruidosos, además, son gregarios, es decir se le ve en grandes
grupos o bandadas durante parte del año especialmente cuando maduran las
aceitunas.
Hay también una amplia variedad de pájaros
pequeños del tamaño del gorrión y distintos plumajes, pero no somos capaces de
identificarlos.
En lo alto, a veces se ven grandes rapaces como el milano negro o el azor que
anidan en las copas de los pinos altos. Antes veíamos una pareja de cernícalos
que anidaban en la pared o techo de una casa abandonada, ahora hemos dejado de
verlos. Serpientes también hemos visto, vivas o su cambio de piel y por
supuesto muchas lagartijas. Bueno no quiero ser exhaustivo y creo que he
incluido la mayor parte de los animales que he visto y he podido más o menos
identificar.
*Nota: Biciclear, verbo inventado para indicar alguien pedaleando en una bicicleta.