Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/
Siempre que me relaciono con Valladolid me acuerdo
de la familia Mazón, era el tío de mi mujer y tenía fama de ser uno de los
comisarios mejores del reino, una especie de detective Colombo. No sé si recordáis la serie de televisión, un detective
de la policía de Los Ángeles con una gabardina beige y una voz ronca
inconfundible. Bueno, pues su aspecto era similar, con gabardina, un poco
desaliñado, con pelo encrespado, parecía que no se enteraba de nada, pero no
perdía detalle. Tenía muchos hijos, que yo recuerde ocho, y su casa parecía el
camarote de los Hermanos Marx, no cabían más, entraban y salían los hijos con
total libertad, las comidas eran abundantes y abiertas, no estaba claro cuantas
personas iban a comer o cenar, pero de cualquier forma todo el mundo era bien
recibido y cuando hablo de todo el mundo me refiero a familiares y a amigos de
los hijos. La tía era simpática, franca, abierta, gordota, llevaba la casa como
podía, porque aquello parecía más una comuna que una familia.
Pasamos unos días en su casa hace mucho tiempo y lo recuerdo
como algo divertido, atractivo y al mismo tiempo contrapuesto con mi vida
ordenada. Pero había un hecho que todavía los hacía más recordables y es que su
casa era una luminaria, no había una sola habitación de la casa que no tuviera
la luz encendida. Desde el atardecer hasta muy entrada la madrugada, todo era
una feria de abril. Mira que alguno de los días llegábamos tarde a la casa,
después de cenar en algún restaurante o
de ir de tapeo por la zona de la Plaza
Mayor o de la Antigua,
pues siempre estaba toda la casa iluminada. Incluso en la noche profunda, con
todos durmiendo, las luces en los pasillos y comedor no se apagaban nunca. Me
intrigaba la razón de tanta luz e incluso se lo pregunté a uno de los primos y
me dijo un poco misterioso que era una cosa del jefe, sin agregar nada más. No
sé si era el miedo a la venganza de bandas o a no sé qué, pero el hecho es que
vivían en una casa siempre iluminada. En Madrid, donde vivo, cuando leo algo en
el periódico sobre la Casa Encendida, un centro cultural famoso aquí, me
acuerdo de la casa de mis tíos de Valladolid y, no sé por qué, enciendo las
luces de las habitaciones por donde paso.
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