sábado, 15 de noviembre de 2025

Una oración y un escalofrío

 Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/

Estábamos de viaje por Portugal, en la ciudad de Évora, capital de la región del Alentejo que está relativamente cerca de España (Badajoz), y visitamos una serie de monumentos y lugares. El Templo de Diana, que, pese a su nombre, fue construido para rendir homenaje al Emperador Augusto, fue construido en el siglo I d.C. y está formado por 14 columnas corintias coronadas con mármol. La Catedral considerada como la mayor catedral medieval de Portugal, construida a finales del siglo XIII e inicios del XIV en estilo gótico de transición y con algunos elementos románicos, con una fachada de granito flanqueada por dos torres robustas coronadas por flechas góticas; mis acompañantes subieron a las torres de la catedral, pero yo no estoy para subir por escaleras estrechas muchos pisos, por muy buenas vistas que se vean desde arriba. Me quedé en el piso inferior, en el claustro, de estilo gótico que fue construido en el siglo XIV, con cada esquina decorada con la estatua de un evangelista. Mas tarde vimos el museo de la catedral en el que destaca una hermosa Virgen de marfil datada en el siglo XIII y la cruz relicario del santo leño (siglo XVII) en plata dorada y esmaltes de colores, decorada con cerca de 1.500 piedras preciosas, los cuadros que hay son un horror. Después de comer en una de las calles estrechas que salen de la Rue 5 de outubre, pasamos a la Praça do Giraldo nombrada en memoria del caballero que reconquistó la ciudad a los árabes en el siglo XII y en la que destacan las antiguas arcadas con un grupo de tiendas y cafeterías, como una famosa por sus panes y productos de bollería, así como una fuente en estilo barroco de mármol monumental del Siglo XVIII. Uno de los conductos del acueducto de Évora traía agua hasta esta fuente y surtía de agua a Évora conectada a otras fuentes de la ciudad, es como una copa tapada de la que salen 8 chorros que representan las ocho calles que rodean la plaza. Después seguimos por la Rua da Republica hacia el hotel. En el camino pasamos a ver la Iglesia de San Francisco que es una iglesia de arquitectura gótica-manuelina, en la extensa nave del templo se abren una serie de capillas laterales. Un poco aburrido porque no me gustaba la iglesia, me senté en la parte posterior del templo, mientras el resto estaba por la capilla mayor. Miraba a la gente que iba y venía por el templo cuando de pronto me fijo en una señora de unos sesenta años, arrodillada unos bancos delante de mí, estaba inclinada hacia la capilla más cercana de forma que yo le veía la cara, lo realmente destacable es que rezaba o hablaba con una devoción que me sobrecogió, solo había visto una devoción tan extrema hacía mucho tiempo en una iglesia en La Antigua Guatemala, que tiene un gran número de ruinas de iglesias después de los graves daños que sufrieron sus estructuras por una serie de terremotos que destruyeron la ciudad en 1773. Seguramente fue en la Catedral de Santiago de la Antigua, en la parte restaurada conocida como Parroquia de San José Catedral, mientras estaba visitándola y me fije en un indito maya muy delgado, arrodillado, vestido muy precariamente, que estaba rezando a la Virgen con una devoción extrema. Tanto para la mujer como para el indito parecía que no pasaba el tiempo ni les afectaba la gente de alrededor. Me pareció tan extraordinario, que lo he recordado a pesar del tiempo transcurrido, 1996, en que fui a dar un curso a Guatemala y me llevaron un día a La Antigua. Desde entonces no había visto esa devoción ni esa concentración tan extrema, deberían en ambos casos estar pidiendo algo muy importante y trascendental para ellos. En la iglesia de Évora, me levanté y adelanté por el pasillo central para ver a que imagen rezaba la señora, y era a la Virgen de Fátima. Salimos de la iglesia y seguimos al jardín público que había al lado donde vimos el Palacio de Dom Manuel, un elegante pabellón único superviviente del antiguo Paço Real de Évora, destruido en el siglo XIX en él se aprecian varios elementos de influencias moriscas y decoración manuelina. La familia Real pasó grandes temporadas en él. Aquí se realizaron Cortes, nacieron príncipes y princesas. Con el tiempo, se instalaron en el palacio algunos servicios oficiales y se destruyó una gran parte para instalar el Mercado Municipal de Évora. Todo el edificio se vendería o sería destruido. Del núcleo, solamente podemos ver ahora la Galería de las Damas, ya restaurada en el siglo XX. En el parque hay pavos reales, estanques, patos, acebuches (olivos silvestres) y es muy agradable pasear y descansar en sus bancos. Ya cansados nos fuimos hacia el hotel con una agradable sensación de haber pasado un buen día de paseo, cultura e historia, sin olvidar ese momento de observación y recuerdo de momentos espirituales no habituales que me conmovieron.

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