Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/
De vuelta a España desde Évora, mi hija que venía
con nosotros, tuvo la idea de pasar por Estremoz, estaba en el camino y tenía
un castillo y una pousada en la ciudad alta coronada
por el torreón del castillo. Recuerdo la iglesia de Santa María sin más
detalle, después en la plaza, una estatua de Santa Isabel reina de Portugal,
que fue reina consorte de Portugal, hija del rey Pedro III de Aragón, que es
venerada como santa por su gran devoción religiosa y caridad. Conocida como «la
pacificadora», intervino para detener un conflicto entre su esposo, el rey Dinis
I de Portugal, y su hijo Alfonso IV que le sucedió en el trono. Es famosa por el
"Milagro de las Rosas". Su caridad para con los pobres la movía a
entregarles gran parte de sus propios caudales, que, ante la prohibición de su
despótico marido de dar limosna alguna, escondía en los pliegues de sus ropas.
Un día el rey Dinis la sorprendió en esas circunstancias, y quiso descubrir el
dinero oculto, pero lo que encontró fue un manojo de rosas, a pesar de que el
episodio aconteció en pleno invierno. Francisco de Zurbarán la pintó con un
ramo de rosas en las manos y el cuadro está en el museo del Prado, una copia
suya la podemos ver en el comedor del Parador de Guadalupe. Visitamos el
Palacio Real que ha sido transformado en Pousada*, un palacio fortificado con
unos salones y unas vistas magníficos donde sobresale su torre del homenaje
construido con mármol de Estremoz, pasó a la historia por ser el escenario de
la muerte de Santa Isabel. Volvimos a la autopista A6 y unos km más adelante
nos desviamos a Vila Viçosa. Empezamos por su Castelo de origen medieval, mandado construir por el rey D.
Dinis en el siglo XIII, que hasta la inauguración del Palacio Ducal fue
residencia de la familia Bragança. Dentro de la fortificación, a la que se
puede acceder por cuatro puertas, hay un puñado de callejuelas con pequeñas
casas tradicionales
pintadas de blanco que combinan con los bordes de puertas, ventanas y bajos
pintados de amarillos o azules y el santuario de Ntra. Señora de la Concepción,
patrona de Portugal,
del siglo XV que está decorada con azulejos.
Paseamos por los jardines viendo el foso para entrar en los museos de
Arqueología y Caza, que no pudimos ver por estar cerrados a esa hora. Saliendo
del castillo fuimos a ver el Palacio Ducal de los
Duques de Bragança,
la familia noble más poderosa después de la Casa
Real. Una gran plaza acoge una estatua ecuestre de Juan IV, el primer rey de la
Casa de Braganza, en el fondo está el Palacio Ducal con fachada de mármol, inspirada en el manierismo,
estilo artístico italiano de finales del Renacimiento, con tres pisos según los
órdenes clásicos: dórico, jónico y corintio, impresiona con sus 110 metros de
longitud, comenzó a construirse en 1501 por orden de Jaime I, cuarto Duque de
Braganza, y cuando en 1640 Juan IV se convirtió en Rey de Portugal, perdió protagonismo pero el Palacio siguió siendo la
sede de la casa de Braganza. Accedemos al Palacio por una gran escalinata de mármol que
nos conduce al piso noble con sus
elegantes estancias como la “Sala de las Medusas” pintada con frescos que narran la
historia de Medusa y Perseo; la “Sala de los Duques” la estancia de mayor
riqueza artística, en el techo se exponen los retratos de toda la dinastía con
los 17 Duques y Reyes de Braganza, en las paredes se cuelgan cuatro tapices, en
el suelo una gran alfombra de Ispahán del siglo XVI; El “Salón Comedor” es la
sala más grande del palacio, decorada con dos grandes tapices; la “Sala del
Auditórium y Capilla Real” dedicada a escuchar música y asistir a misa,
mediante unos huecos con barandillas que comunican con la capilla. En los bajos del palacio se encuentra una
impresionante cocina con una gran colección de utensilios de cobre; por la salida, llegamos al claustro del
palacio, que nos parece un típico patio alentejano (uso de cal blanca en las
paredes, presencia de azulejos tradicionales, y la decoración con macetas de
cerámica, que a menudo contienen plantas aromáticas). Fue una visita guiada en
portugués, entendí algunas cosas y otras las iba escuchando de la traducción que hacía, de las
explicaciones del guía, un niño de unos 7 años que iba con sus padres. Cuando
salimos le di las gracias al niño y los padres y me contaron que eran españoles
que vivían en Portugal por trabajo, pero que el niño había aprendido portugués
enseguida, mientras que ellos no lo entendían si hablaban deprisa. Muchos enfermeros españoles trabajan en Portugal,
atraídos por mejores condiciones económicas y casas más baratas. Después de
visitar la Pousada, que hay al lado del palacio que es el antiguo Convento de las Chagas donde se puede visitar el
claustro, sala capitular y pequeñas capillas decoradas con frescos, salimos
para Badajoz. El chaval traductor me recordó a mis nietos que cuando vamos por
el extranjero me traducen muchas de las cosas que me dicen en inglés, bien
porque no las oigo bien o porque hablan muy deprisa y no las entiendo.
*Red de hoteles de lujo ubicados en edificios
patrimoniales de Portugal.
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