sábado, 17 de diciembre de 2022

La peque, el gnomo y el patinete

Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/

Habíamos ido a pasar unos días a Málaga, hace tan buen tiempo, es tan bonita la ciudad para pasear, calle Larios, el puerto, el paseo junto a la playa. Una de las noches los padres y los abuelos iban paseando despreocupadamente por la calle Larios, delante iba la peque patinando con un patinete con 2 ruedas delanteras que se iluminaban con colores cuando rodaban, gracias a ellas era fácil seguirla en la distancia cuando no había mucha gente en la calle. De pronto no la vieron, el padre descompuesto se bajó corriendo por la calle hasta casi el puerto y siguió sin verla. El abuelo también salió disparado a buscarla, además recordaba muy bien un personaje que había visto antes, con largos pelos, vestido arlequinado a quien seguían los niños por sus piruetas, bastón y gorro alargado en forma de seta. Ya la hemos fastidiado, se nos ha llevado a la peque, nos va a amargar las navidades y la vida, porque estas cosas casi siempre acaban mal. La gente seguía paseando alegre y curiosa de ver tanta iluminación, tiendas, turrones, bares. ¿Ha visto una niña de unos siete años con un patinete con las ruedecitas con luces de colores? Pues no, ¿es que se ha perdido, como vestía? Hay que preguntar a otros. Y al gnomo no se le veía por la calle. Busco, busco, busco, ¿dónde estará el gnomo? Una calle lateral, veo su sombrero a lo lejos, corro dentro de lo que puedo, anda saltando, pero con desgana, ya no le siguen niños. ¿Has visto una niña con un patinete con ruedas de colores? Se para, piensa, sí la he visto, se quedó sentada en Larios detrás de una columna como esperando a alguien. ¿Estás seguro? Sí, lo estoy. Corro de vuelta a Larios y en la esquina contraria al cruce, detrás de una de las columnas que soportan el alumbrado estaba la niña, tan tranquila, sentada en el patinete esperando a sus papis. La cogí, la abracé y para mí regresó la Navidad. En los días que siguieron antes de regresar, no perdí nunca de vista el patinete y el gnomo tuvo su regalo de Navidad. 

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