Recientemente he estado en el Parador de Tui (Pontevedra)
en una de esas ofertas de paradores y realmente es un sitio bonito donde los
haya. Aparte de Tui misma, al lado del rio Miño (frontera con Portugal) y no
lejos de la desembocadura, con su catedral que tiene un pórtico y un claustro
de valor y otros atractivos, puedes visitar la orilla española del rio con la
ciudad de A Guarda como referencia, paseándote por el camino del Monte de Santa
Trega que es el final de la desembocadura del Miño en la parte española.
También visitamos en esta orilla entre otros: el Monte Tetón que posee un
conjunto de arte rupestre donde se encuentra el petroglifo de círculos
concéntricos más grande del mundo, aunque como diluviaba e íbamos por una pista
forestal no disfrutamos plenamente de la excursión; la Fortaleza de San
Lourenzo de Goián, fruto de su situación fronteriza con Portugal, del que
quedan solo sus muros no muy bien conservados, que en sus alrededores alberga
un parque y una playa fluvial donde vimos varias piraguas y sus gentes; y una
iglesita (Sta Maria de Tomiño) cerca de Torrón, en la carretera de Tui a
Guarda, era muy bonita, pequeñita y me encantó porque era de tipo románico con
una pequeña parcela alrededor y también con cementerio pero estaba al otro lado
de la carretera (no me gustan las iglesias con cementerio incluido). Me
encantan las pequeñas iglesitas románicas tan pegadas a las pequeñas
poblaciones, pero en Galicia conservan la costumbre de tener el cementerio
alrededor, todavía si fueran con grandes terrenos alrededor y las tumbas en el
suelo, seria pasable para un tipo supersticioso como yo, pero no, el terreno
que las rodea es pequeño y hacen nichos de mármol verticales, un horror.
Además puedes pasar a través del puente internacional de
Tui de estilo eiffeliano (diseñado por un ingeniero riojano inaugurado en marzo
de 1886, casi un año y medio después de su entrada en servicio), a la orilla portuguesa visitando Valença do Minho y la
fortaleza que se ha mantenido intacta y dentro tiene una Pousada (el
equivalente portugués a Paradores) y todo tipo de comercios de toallas,
sabanas, mantelerías, artesanías y similares que hacen furor en los españoles
que la visitan, no hay que olvidar el viño verde, en este caso prefiero el
maravilloso Albariño que puedes degustar en la orilla española.
Dos cosas se me grabaron, una en el Monasterio de San
Campio -en sus servicios- que ponía en un cartel “si la orina está cargada beba
agua del peregrino” (a mí no me hizo ningún efecto, sigue cargada, pero está
claro que es porque soy hombre de poca fe), y otra en un cartel en la carretera
cerca de un caserío “crecieron juntos de rapaciños y después de ocho años de
paseo decidieron se casar” seguramente en alusión a alguna boda que tenía lugar
en la zona. Por la noche brindé por los novios paseantes (conmovedor).
Desde el parador se ve el rio y paseando por un camino
que lo bordea y va a Tui se observa la dirección de la corriente, y la
corriente sube (no baja) a la mar. Al principio creía que la mar estaba en la
dirección de la corriente, pero realmente está en dirección contraria, solo un
día iba la corriente en dirección al mar. Está claro que esto se debe a que es
una ría y la mar se adentra en la ría con la pleamar, pero como todo en las
rías baixas es suave, amable, risueño, también las aguas de la ría llegan a la
mar en un vals de suaves idas y venidas que hacen más llevadero el final.
Quisiera ser como las aguas de una ría que suben y
bajan hasta que finalmente acaban en la mar.
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