He conocido en mi vida solo a dos personas que realmente creían en Dios, el cielo y esas cosas, dicho todo esto sin ánimo de ofender. Bueno, en realidad he conocido a más pero eran personas sencillas sin grandes preocupaciones trascendentes y yo me estoy refiriendo a personas cultivadas, intelectuales y de alto valor profesional. De estos dos, uno ya hace algún tiempo que pasó a mejor vida, como habitualmente se dice, y como era un poco Capitán Araña que embarcó a la tropa y se quedó en casa, estoy seguro que de vez en cuando lo deben enviar, desde donde esté, a darse una vuelta por la Tierra para desfacer entuertos como los que el creaba.
El otro vive, era un perfecto samaritano, visitaba a los enfermos, alentaba a los débiles, aconsejaba a los allegados cuando alguna enfermedad grave llegaba a una familia, les ayudaba a obtener citas médicas, es decir lo que se dice un buen samaritano.
Recientemente le apareció un agujero negro en su salud. Yo, que no voy a ver a nadie, me sentí absolutamente obligado a visitarle. Como pensaba que habría cola, llamé a la familia para pedir hora -Ven cuando quieras, me dijeron- Que amables, pensé para mis adentros.
Fui esa misma tarde y otras después y no había casi nadie que le visitase. Al cabo de unos días y al verle tan sereno, le pregunté que como era posible que no tuviese cola para visitarle después de todos los favores que había hecho. La verdad es que no lo esperaba, me contesto, quizás sea porque casi todos a los que he ayudado están muertos y sus familiares no quieren recordar esos malos momentos.
Pasó el tiempo y contra todo pronóstico se curó en las Navidades pasadas y hoy día sigue siendo un buen samaritano, mucho más que lo era anteriormente. La verdad es que yo tampoco lo esperaba.
En estas Navidades, lo esperes o no, recibe esta muestra de amistad. Y para 2011 te deseo Salud lo demás te vendrá por añadidura. Ah y no menos importante, hagamos algo por los que no tienen, los que no saben, los que no pueden y por la madre Tierra.
El otro vive, era un perfecto samaritano, visitaba a los enfermos, alentaba a los débiles, aconsejaba a los allegados cuando alguna enfermedad grave llegaba a una familia, les ayudaba a obtener citas médicas, es decir lo que se dice un buen samaritano.
Recientemente le apareció un agujero negro en su salud. Yo, que no voy a ver a nadie, me sentí absolutamente obligado a visitarle. Como pensaba que habría cola, llamé a la familia para pedir hora -Ven cuando quieras, me dijeron- Que amables, pensé para mis adentros.
Fui esa misma tarde y otras después y no había casi nadie que le visitase. Al cabo de unos días y al verle tan sereno, le pregunté que como era posible que no tuviese cola para visitarle después de todos los favores que había hecho. La verdad es que no lo esperaba, me contesto, quizás sea porque casi todos a los que he ayudado están muertos y sus familiares no quieren recordar esos malos momentos.
Pasó el tiempo y contra todo pronóstico se curó en las Navidades pasadas y hoy día sigue siendo un buen samaritano, mucho más que lo era anteriormente. La verdad es que yo tampoco lo esperaba.
En estas Navidades, lo esperes o no, recibe esta muestra de amistad. Y para 2011 te deseo Salud lo demás te vendrá por añadidura. Ah y no menos importante, hagamos algo por los que no tienen, los que no saben, los que no pueden y por la madre Tierra.
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