miércoles, 12 de febrero de 2025

Las muñecas de tela de saco

Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/

En el crucero, de cuyas vivencias me estoy alimentando últimamente, uno de los restaurantes de la cena, de comida japonesa, estaba dirigido en reservas y admisión por una brasileña. Como el peruano de Iquitos, una rareza, ya que la mayoría eran filipinos que se vestían según exigencia y temática del restaurante, tejanos, neoyorquinos, japoneses, italianos, franceses, chinos y otros. En cocina no sé cómo funcionaban, pero en el servicio eran casi todos filipinos, todos sonrientes y serviciales. Pues bien, la brasileña fue más amable de lo esperado y nos salvó la cena que no habíamos reservado y como éramos multitud, no era fácil.

La brasileña, también ligada seguramente al turismo en Sao Paulo, me trajo un recuerdo muy querido de su país. Eran los tiempos en que recorría Latinoamérica, en mi tiempo libre o concedido, dando cursos generalmente financiados por la Oficina Panamericana de la Salud, una de las que deja de financiar el “puto amo”. Estaba dando un curso en Brasilia, una ciudad, en aquel tiempo, muy bien planificada y extensa, diseñada como un avión. En la cabina del avión, Eje Monumental, es donde se concentran la mayoría de los lugares que merece la pena visitar. Indudablemente yo solo vi lo más relevante. La Plaza de los Tres Poderes, una gran explanada en la que se disponen los edificios de las tres ramas del gobierno (ejecutivo, legislativo, y judicial), con el Palacio de Planalto, el Palacio del Congreso Nacional y el Palacio de Justicia. El Palacio de Planalto es la principal sede del Gobierno Federal y lugar de trabajo más habitual del presidente. El Congreso Nacional con las dos torres, de 28 pisos, albergan las partes administrativas del Poder Legislativo, a sus lados dos estructuras en forma de cúpulas, la convexa es el plenario del Senado y la cóncava es la de la Cámara de Diputados. Palacio de Justicia, el tribunal de mayor instancia de Brasil, otra edificación de líneas horizontales, con las columnas de líneas curvadas. La Catedral Metropolitana que es una especie de cúpula que arranca del suelo, rodeada por nervaduras, que se abren en la cima, que corona una cruz, en una especie de ofrenda a los cielos. Al estar parcialmente enterrado el edificio hace que parezca menor desde fuera, pero es mayor cuando entramos en él. El interior está bañado de una luz azulada, a causa de los vitrales, lo que ofrece una sensación de paz. En el entorno, hay cuatro grandes figuras de bronce, Los evangelistas. Siguiendo el eje, el Museo Nacional que tiene forma de cúpula, pegada al suelo, donde destacan varias pasarelas de entrada al museo y para la circulación entre sus plantas. La Biblioteca Nacional, que durante muchos años se conoció popularmente como la Biblioteca sin libros, por estar cerrada al público y no tener ejemplares para lectura. En el otro extremo del Eje Monumental están dos museos dedicados: uno el Memorial de los Pueblos indígenas que tiene forma de una maloca redonda (construcción típica del Amazonas destinada a la vida social indígena) con piezas de varias tribus indígenas, y otro al Memorial Juscelino Kubitschek (JK) en el que destaca en el exterior una estatua de JK que está alzada en un pedestal de gran altura.

Casi en medio del Eje esta la torre de la TV alrededor de cual se establecía una Feira de Artesanato, donde se compran artesanías y recuerdos. El domingo, me habían recomendado que pasara por esta feria. Había muchas cosas bonitas y atractivas, entre todas destacaba un puesto muy humilde en que una negra como la noche vendía unas muñecas hechas de tela de saco. Estaban hechas magníficamente con los materiales más rudimentarios. Cada vez que vendía una, parecía que se le iba algo suyo, su rostro traslucía bondad, alegría y serenidad. Le compre varias y siempre la recuerdo como ejemplo de que con muy poco se pueden hacer cosas bellas y sentirse satisfecho y alegre con lo que se ha hecho.

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