Si examinamos
el documento con datos del cierre de
la segunda semana de julio de 2012, podemos ver que asigna (promedio 17
moléculas) un 68,6% de consumo en unidades a genéricos y un 31,4% a marcas.
Siendo así que la última referencia que teníamos del 2009 situaba el consumo de
genéricos en un 23%, realmente representaba un salto muy importante. Pero claro
“No son galgos, sino podencos” como en la fábula. Se trata de un análisis muy
habitual en las publicaciones de la Industria farmacéutica, para medir cual es
el grado de penetración de los genéricos dentro del mercado de medicamentos que
han finalizado sus patentes y se han comercializado los genéricos
correspondientes. Por tanto no se trata de consumo de genéricos en el mercado
de medicamentos de prescripción, sino solo de una parte de este.
Más tarde
otro documento de la misma consultora (Análisis de la evolución de
ventas tras las nuevas medidas.
Octubre 2012), ha servido para aclarar lo que estoy diciendo, puesto que
en este caso sí se publican porcentajes de consumo de genéricos dentro del mercado farmacéutico
total es
decir del consumo total de medicamentos. Según este informe la participación de
genéricos en el mercado farmacéutico total se sitúa en noviembre de 2011 en un
16,1% en valores y un 32,2% en unidades, mientras que sería de un 17,4% en
valores y un 33,1% en unidades en agosto de 2012. No establece qué es mercado
farmacéutico total. Mi opinión es que se trata de mercado de prescripción por
el tipo de medicamentos con los que se ha hecho la encuesta. El indicador
que habitualmente se utiliza en el ámbito sanitario es el porcentaje de consumo
de genéricos en unidades y valores en el Sistema Nacional de Salud y que la
administración sanitaria normalmente no hace público salvo que en un momento
les interese demostrar lo mucho que se ha hecho en este campo.
Por alguna razón
que desconozco no se habla de consumo de genéricos en 2010, es misterioso, ah y
por supuesto los datos se dan en porcentaje nunca con datos verificables y además
no se dan datos de un año sino de meses concretos así noviembre de 2011 o agosto
de 2012, en este caso justificado por no haber acabado el año. Es
el teatro de la confusión.