sábado, 15 de junio de 2024

Nela

Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/

Le había dejado marchar y no había escrito nada sobre ella, ahora me ha vuelto su recuerdo con fuerza y no dejo de verla caminando con esfuerzo al final del grupo con el que habitualmente paseaba por el bosque y en el que una navarra con su diminuto perro Chon, tiraba del grupo sin piedad, como si descansar significara romper el ejercicio y no beneficiarse del esfuerzo. Nela era medio rubia, muy simpática y habladora, asturiana pero algo gallega porque era de un pueblo de la ribera asturiana del río Eo. Nela era masajista, pero se quejaba de que con la crisis y la pandemia ya casi no tenía clientes. Había tenido un ataque que la había dejado tirada en el suelo en la calle con su hija pequeña y la habían tenido que evacuar en un helicóptero al hospital, donde estuvo varios días en coma. Ella dice que en un momento determinado había visto a su madre, quien le dijo que volviera a la vida que no era su tiempo. Ella decidió volver y aunque estuvo varios meses en rehabilitación, se había recuperado casi del todo, salvo que no se acordaba de nada de lo que había pasado anteriormente, como si su memoria hubiera empezado de cero. Por eso creo que era tan alegre y despreocupada, siempre estaba dispuesta a parlotear sin prisa y de cosas vanas. Cuando se iba de vacaciones a su tierra, volvía siempre con unos quilos de más, lógico, comidas abundantes, cervezas sin cuento, a vivir que son dos días. Lo pagaba cuando volvía, porque en los paseos le costaba seguir el paso del grupo, hasta que hacia la mitad del periodo sin vacaciones empezaba a recuperar la forma y hasta las próximas vacaciones en que se reproducía nuevamente el proceso. Era muy querida en el grupo de mujeres con las que paseaba, por su alegría, y quizás por su inconsciencia, para ella no había límites, los límites se los ponían sus hijas, sus amigas y me imagino que su marido. Se había ido a su tierra de vacaciones y la siguiente noticia de ella es que se habían estrellado conduciendo su hijo y se habían matado ambos. Hubo amigas, como la navarra que ya no quiso pasear más por el bosque por el recuerdo que le traía de su amiga. De todo el grupo solo hemos recuperado a una de ellas, la del pantano que pasea a su perra, y con la que tenemos una buena relación. Nela, ya he escrito sobre ti, no me pongas mala cara cuando te vea virtualmente caminando con tu grupo tratando de no perder al pelotón, mientras tu sonrisa de persona que una vez había vencido a la muerte, se esparce por las jaras. 

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