Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud http://fecoainesta.blogspot.com.es/
Ir al hospital se ha convertido en una
cotidianeidad, hasta el punto que es la actividad más frecuente después de pasear
por el bosque. Pero ir al hospital a una consulta, a unos análisis, a una
ecografía o una radiografía, TAC o similar es una cosa y otra muy diferente es
entrar en el mismo hospital por urgencias, aunque vayas por tu pie. Vas al
triage* y de allí te envían a uno de los pasillos de espera, diferenciados por
gravedad. Últimamente me envían al más alto por gravedad, porque el siguiente
significa que vas directamente al quirófano o similar. Los pasillos de espera
están poblados en relación inversa a la gravedad y directa con la hora. Cuanto
más grave menos pacientes, cuanto más tarde más pacientes. Los fines de semana
son también sinónimo de masificación. La espera hace caldear el ambiente,
empiezan a identificarse los demenciados, los alzhéimer, los “no hay derecho”,
los “esto no pasa en otros países”, los “no sé a lo que esperan”. Se van
estimulando unos a otros y mientras, los médicos de urgencias van acortando sus
acciones, van resolviendo más rápido -los pacientes que no se quedan en el
hospital, los que claramente tienen que quedarse y los dudosos que generalmente
caen en el primer saco-. Afortunadamente para mí, esta vez, estaba en el grupo
dudoso y me dieron el alta, pero estoy seguro que en un ambiente más relajado,
me hubieran dejado dentro. De hecho, en anteriores ocasiones con una situación
similar me había chupado una semana de hospitalización. La verdad, yo contentísimo,
es cierto que te vas con riesgo de tener que volver en peor situación, pero
también lo es que si te quedas lo pasas muy mal. No es que ingreses y te envíen
a planta, no hijo no, te pasas como mínimo un día y sobre todo una noche en
urgencias, esperando tener habitación y eso es muy duro. Me imagino que todavía
es más duro no tener hospital al que poder ir o tener hospital y no poder ir
por lo que tienes que pagar. En fin, que esta vez se ha solucionado fuera y no
hay que quejarse porque podrías haber tenido peores finales.
*Nota.
El término triage o triaje es un neologismo que proviene de la palabra francesa
trier que se define como escoger, separar o clasificar. Desde que este término
comenzó a utilizarse en las batallas napoleónicas persiste como concepto de
clasificación o priorización de la atención urgente de pacientes.
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