Antonio Iñesta. Blog Web2.0 y Salud
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La visita turística
a Pamplona fue una turbamulta de información que todavía estoy digiriendo. Una
mezcla de toros, carreras, calles, santos, barrios, difícil de ordenar. Toros
presentes en toda la visita, que si estos son los corrales, que de aquí parten
los toros, que si el San Fermín al que los corredores rezan para pedirle su
protección, que si la cuesta de Santo Domingo donde empieza la carrera, que si
hay dos santos San Fermín y San Cernín o San Saturnino para no confundir, que
si los tres burgos que dieron origen a la ciudad unificada.
Hay que empezar a
decir que yo ya había estado en la ciudad en una estancia corta y conocía
algunas cosas, pero habíamos venido toda la familia, abuelos, hijos y nietos
para pasar un fin de semana y habían acordado con una guía una visita a la
ciudad. La guía estaba en la cincuentena, era rubia, baja y anchota de caderas,
hablaba fuerte y con suficiencia y nos fue contando lo que sabia y lo que no,
con empuje y determinación. Nos contó con detalle casi todo lo que se refería a
los toros y encierros de San Fermín recorriendo las calles del recorrido del
encierro. Antes de comenzar el encierro los corredores realizan a la imagen de San
Fermín tres cánticos para pedirle su protección. La imagen se coloca todas las
mañanas antes del encierro en una hornacina incrustada en el lienzo de la
muralla de la cuesta de Santo Domingo y una vez que se acaba el encierro se
retira la imagen que es propiedad de las peñas de la ciudad, y se guarda en un
domicilio privado. Se inicia la carrera, después de cantarle al Santo, delante
de 6 toros y 6 cabestros o mansos, se llega hasta la plaza Consistorial se
sigue por la calle Mercaderes donde al final encontramos la curva en la que los
toros a menudo resbalan y caen, provocando escenas de peligro. El último tramo
del recorrido nos conduce a lo largo de la calle Estafeta que conduce
finalmente por el tramo de Telefónica hasta el callejón que entra a la plaza de
toros, donde por la tarde serán lidiados los toros. Hay en el recorrido unos
1.500 balcones, sobre todo en la calle Estafeta, que cuenta con más de 900
balcones que se alquilan para seguir los encierros, por cifras que llegan a los
200 o más euros por persona, dependiendo de la posición.
También nos enseñó
la iglesia gótica de San Cernin o San Saturnino obispo de Toulouse considerado
el primer evangelizador de Pamplona en el siglo III y patrón de Pamplona. Con
su gallo que parece un ser mitológico en lo alto de una veleta que corona una de
las dos torres de la iglesia y que era el símbolo
personal de un emperador persa que
obligó a sustituir las cruces de los templos cristianos por gallos dorados y que
el
cristianismo adoptó posteriormente y lo adaptó a su propia simbología. Este
gallo fue reproducido cuando
limpiaron la veleta y está al lado de la puerta de la iglesia. Frente
a la iglesia se puede ver una placa que recuerda el lugar en el que, según la
tradición, se encuentra el pozo en el que San Saturnino bautizó a los primeros
cristianos de Pamplona, entre ellos a Fermín, San Fermín, quien
fuera primer obispo de Pamplona y patrón de Navarra.
Pasamos por el Archivo
general de Navarra donde nos mostró una maqueta de Pamplona donde se aprecian
los tres burgos que dieron origen a la ciudad unificada en 1423. Cuando se
produjo esta unión se edificó el Ayuntamiento en el foso donde confluían los
burgos medievales. Caminamos hacia el Portal de Francia o de Zumalacárregui,
que se trata de la única puerta original de la muralla que se conserva en su
lugar y por donde salió el iluso del general Zumalacárregui en 1835, según la
guía, con sus tropas para conquistar Bilbao. La operación comenzó con éxito, al
abrirse paso hacia Bilbao, pero, en un reconocimiento de las fortificaciones
enemigas el día 15 de julio subió al balcón de un palacio próximo a las
defensas de la ciudad. En un momento determinado se echó la mano a su pierna
derecha y cayó desplomado. Al Parecer había impactado en el general una bala
rebotada o perdida. Diez días después el general carlista fallecía de una
septicemia. La historia
adjudicará gran parte de la culpa de su muerte, a la actuación improcedente de
un curandero. Zumalacárregui fue
un militar español que llegó a ser general carlista durante la primera guerra
carlista.
Nos encaminamos a la Catedral donde terminaba la visita guiada y continuamos viendo la catedral, con otro guía mucho más ilustrado, donde sorprende la fea fachada neoclásica, pero con una nave central de estilo gótico imponente donde se encuentra el mausoleo a los Reyes de Navarra, y un claustro también gótico uno de los mejores de Europa del siglo XIV. La llamada Puerta Preciosa sirve de comunicación entre el claustro y el dormitorio de los canónigos, el único que queda de este tipo. Se llama así porque el clero, cuando acudía al dormitorio, lo hacía en procesión litúrgica mientras se cantaba a la Virgen un salmo que comenzaba con la palabra "preciosa", en alusión a la Virgen. La cocina considerada un ejemplo casi único de cocina gótica, uno de los tres únicos ejemplos supervivientes de Europa, se caracteriza por tener chimeneas en cada una de las esquinas y una central más amplia que alcanza los veintisiete metros de altura. Parece ser que es una de las pocas catedrales que mantiene la cocina porque los canónigos durmieron en la catedral hasta mediados del siglo XIX. Comimos bien, dormimos lo suficiente, y el aspecto cultural fue colmado, no nos podemos quejar.
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