Después
de las comunicaciones sobre anticancerosos y fundaciones que luchan contra el
cáncer, me ha parecido que podría ser interesante seguir con los
anticancerosos, especialmente inmunoterápicos, que se utilizan en un reducido
número de canceres que son muy relevantes por su frecuencia y mortalidad.
El
cáncer de ovario
es la principal causa de muerte por cáncer ginecológico en los Estados Unidos.
En España el cáncer de ovario epitelial es la segunda neoplasia del aparato
genital femenino en frecuencia, tras el cáncer de endometrio, sin embargo es la
principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico. El cáncer de ovario se diagnostica generalmente en una etapa
avanzada, cuando es difícil de tratar con éxito y las tasas de mortalidad son
altas. Aunque la mayoría de las mujeres con cáncer de ovario avanzado responden
a la quimioterapia de primera línea, la mayoría de las respuestas no son
duraderas. Más del 80% de las pacientes tendrán una recurrencia de la
enfermedad después del tratamiento de primera línea, y más de la mitad morirá
de la enfermedad recurrente dentro de los 5 años del diagnóstico.
La
terapia estándar, de primera línea, para el cáncer de ovario es un régimen
basado en platino, incluyendo carboplatino
(Bristol-Myers Squibb) además de un taxano y
agentes potencialmente adicionales. Una vez que el cáncer se vuelve resistente
al platino, lo que significa que la enfermedad recurre rápidamente (dentro de
los seis meses), los pacientes pueden recibir quimioterapias no basadas en
platino, se administran como terapia de agente único, tales como la doxorrubicina liposomal pegilada (Janssen Biotech)
o paclitaxel (Bristol-Myers Squibb). Sin
embargo, las tasas de respuesta con estos agentes de segunda/tercera línea son
típicamente alrededor del 15-20%. A diferencia del tratamiento actual de los
pacientes sensibles al platino, el tratamiento en el entorno resistente al
platino produce típicamente bajas tasas de respuesta del tumor. Los pacientes
también experimentan menor supervivencia libre de progresión (PFS) y supervivencia global. En fases avanzadas, el
tratamiento se convierte en gran medida paliativo.
El
cáncer de ovario es uno de los principales tipos de cáncer para los que
potentes tratamientos contra el cáncer basados en la inmunidad están ahora en
desarrollo. La inmunoterapia como un tratamiento potencialmente prometedor para
el cáncer de ovario se basa en varias líneas de evidencia. El más antiguo y uno
de los más llamativos procedía de observaciones que la presencia de
infiltración de células T (los llamados "linfocitos infiltrantes de
tumor") en tumores de ovario es positiva y fuertemente asociada con una
mayor supervivencia de los pacientes con cáncer de ovario. Un estudio posterior
de científicos del Instituto de Investigación del Cáncer (CRI, EEUU) confirmó
que los pacientes con frecuencias más altas de infiltración de células T
asesinas habían mejorado la supervivencia.
El
progreso hacia nuevos tratamientos ha sido lento. Sin embargo, la nueva
información de la secuenciación genética de los cánceres ováricos serosos de
alto grado, ha revelado una debilidad común, las mutaciones que causan defectos
en las vías biológicas que reparan el ADN dañado. Los cánceres con ciertos
tipos de defectos de reparación del ADN son sensibles a las terapias específicas
dirigidas, tales como medicamentos llamados inhibidores de PARP
(enzimas poli (ADP-ribosa) polimerasa), uno de los cuales fue
recientemente aprobado por la FDA de EEUU para tratar el cáncer de ovario
asociado con mutaciones germinales deletéreas en cualquiera de los genes BRCA1
o BRCA2 (BReast
CAncer).
La FDA de EEUU dio la aprobación acelerada (2014)
mientras se completan los ensayos confirmatorios, al olaparib (inhibidor de PARP)
para tratar a mujeres con cáncer de ovario avanzado asociado a genes BRCA1/2 defectuosos,
que están entre un número de genes de reparación del ADN identificados como
mutados en el cáncer de ovario. La existencia de defectos en la reparación del
ADN se ha convertido en una debilidad común en el cáncer de ovario. También en
2014, olaparib fue el primer inhibidor de PARP aprobado por la Agencia Europea
del Medicamento como tratamiento de mantenimiento para los pacientes que
respondieron con cáncer de ovario con BRCA1/2 mutado, después de la
quimioterapia basada en platino.
Hay,
sin embargo, varios otros potentes inhibidores de PARP, incluyendo rucaparib (Clovis) cáncer de ovario, niraparib (Tesaro) cáncer de ovario, talazoparib (Medivation) en el cáncer de mama
metastásico con BRCA germinal mutado (gBRCAm) y veliparib
(Abbvie) en cáncer de pulmón no microcítico, cáncer de mama y cáncer de ovario,
que están todos en desarrollo de ensayos clínicos de fase avanzada.
El “Dream Team” de Stand up To cancer (http://www.standup2cancer.org/) en
asociación con Ovarian Cancer Research
Fund (http://www.ocrf.org), Ovarian Cancer National Alliance (http://www.ovariancancer.org/), American
Association for Cancer Research (http://www.AACR.org), The National Ovarian Cancer Coalition (http://www.ovarian.org),
está dedicado a la investigación del
cáncer de ovario, establecido en la
Reunión Anual de la AACR 2015, celebrada en abril 18-22.
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